
Algunas conclusiones en base a los datos de accidentalidad en el periodo 2013-2023
El sector agrario, que engloba la Agricultura, la ganadería y la silvicultura, muestra una siniestralidad elevada, especialmente en gravedad y mortalidad. En este artículo pretende atraer la atención sobre las formas más frecuentes de accidente y aportar datos para la prevención.
El periodo 2013-2023 arroja cifras significativas: 595 accidentes mortales, 3.870 graves y 308.709 accidentes leves.
Para entender la peligrosidad, conviene mirar el perfil de los accidentes graves y mortales:
Maquinaria: en Agricultura, el 46% de los accidentes graves se asocian al uso de maquinaria, especialmente al tractor; también hay una incidencia elevada que se relaciona con la motosierra, el 42%.
Agricultura: el 50% de los accidentes graves afectan a personas temporeras o con experiencia menor a un año, lo que indica una mayor vulnerabilidad entre trabajadores con menor recorrido o formación.
Ganadería: el 40% de las personas trabajadoras tenían contrato indefinido y el 46% eran autónomas, datos que permiten analizar posibles impactos en estabilidad y seguridad laboral.
Silvicultura: junto con minería, es la actividad con mayor índice de incidencia de siniestralidad grave.
Comportamiento de las bajas por actividad:
En el sector Agropecuario concentra el 89% de las bajas laborales por accidentes y la Silvicultura el 11%.
La tasa de siniestralidad es alta frente a otros sectores; las causas principales son riesgos derivados de maquinaria agrícola, tropiezos y caídas, pero también, la exposición a sustancias fitosanitarias y la carga física intensa. A pesar de una tendencia general a la baja en los últimos años, con 28.518 accidentes con baja en el campo en 2024, la situación continúa siendo grave. Desde distintas organizaciones de considera necesario abordar planes de choque y medidas de prevención específicas: formación adecuada, mantenimiento de maquinaria, mejoras en ergonomía, y protocolos de seguridad para trabajadores temporeros y autónomos.
La prevención debe centrarse en: capacitación práctica para uso seguro de maquinaria, revisión periódica de equipos, control de sustancias químicas, y medidas de higiene y descanso para afrontar jornadas de esfuerzo físico. También es crucial reforzar la supervisión en temporada alta y promover acuerdos que aseguren formaciones previas y acompañamiento de trabajadores con menor experiencia.
En conclusión, la siniestralidad agraria exige respuesta coordinada entre distintos actores: administraciones, empresas o personas que realizan la contratación de personal y las propias personas trabajadoras: asegurar la existencia de los medios de protección de los equipos, planificar la prevención necesaria antes de realizar los trabajos, asegurar la formación de las personas trabajadoras, disponibilidad de la protección individual necesaria, organización los trabajos en función del riesgo.
Fuente de referencia: Cartel: La siniestralidad en el sector agrario - Año 2025 del INSST
https://www.insst.es/documents/94886/514312/La+siniestralidad+en+el+sector+agrario+2025.pdf/167d0611-e8d7-2a52-77c1-77a6db76952a?t=1756974678704